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Escribe: Julio E. Halty Calzavara
“Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”. La famosa frase del filósofo
español/norteamericano Jorge Santayana viene a la memoria a poco menos de una
semana de las elecciones.
Como uruguayo que ha
vivido más de la mitad de su vida en el exterior, me gustaría compartir la
perspectiva de alguien que ha seguido la evolución del Uruguay a distancia, sí,
pero con mucho interés. Y en primer lugar, debo decir que el progreso que ha vivido
el país en los últimos quince años es sorprendente.
No solo durante los
años de la dictadura, sino también durante los gobiernos blancos y
colorados que la siguieron, el producto número uno de exportación en el Uruguay
era su gente. Una realidad que se ha revertido en los últimos quince
años gracias a la política económica y social del Frente Amplio, que ha
facilitado no solo la vuelta de miles de nuestros compatriotas, sino también el
arribo de ciudadanos de muchos de esos países a los que antes nosotros
emigrábamos.
Nuestros hermanos
latinoamericanos e incluso europeos, asiáticos y norteamericanos llegan en
busca de las oportunidades por las que antes nosotros salíamos.
Uruguay ya no es
conocido únicamente por sus triunfos en el fútbol. El control de la corrupción,
el respeto a los derechos humanos, y el impulso a la energía alternativa para
combatir el cambio climático entre otras iniciativas, han puesto al
Uruguay en el mapa mundial como uno de los ejemplos democráticos más
interesantes.
Pero hablemos de seguridad, porque parece ser el tema en el cual la
propaganda opositora se ha concentrado. No pueden atacar el trabajo, la
salud, la economía o la educación. Tampoco pueden decir nada sobre el progreso
en la energía, la industria o el transporte. Qué queda? Asustar a la
gente.
Siguiendo el planteo que le fue tan efectivo a Trump en Estados Unidos, o a
Bolsonaro en Brasil, la idea es crear un enemigo común, aterrorizar al
pueblo con amenazas que no existen, pero que se transforman en realidad gracias
a la continua propaganda. Mentiras que se repiten de manera continua
hasta que se transforman en la verdad.
Para Trump, la mentira fue la supuesta invasión de latinoamericanos a
través de la frontera con México. Para la derecha uruguaya la mentira
es la violencia, que según ellos hasta justifica un proyecto como lo es “Vivir
sin miedo”, que entre otras cosas autoriza allanamientos nocturnos
realizados por las fuerzas armadas.
En serio? Nos hemos olvidado tan rápido de lo que fue vivir bajo
aquellas famosas medidas prontas de seguridad, que permitieron a las
fuerzas represivas tener carta blanca a la violencia y terminaron en la
dictadura militar?
O tal vez el tema de la seguridad haga resonancia ahora porque gracias a
los gobiernos del Frente Amplio, la gente tiene bienes materiales que
antes no tenía y le preocupa perderlos. La gran mayoría de los
uruguayos tiene ahora su teléfono celular, televisor plasma, en muchos casos
lavadora, secadora, lavavajillas, computadoras, cámaras de fotos y otros
accesorios que eran imposibles de poseer para la mayoría de nosotros hace unos
años.
Las calles montevideanas que antes estaban casi vacías, se encuentran hoy
día repletas de vehículos. Basta con ir a uno de los centros
comerciales, como el Montevideo Shopping por ejemplo, y ver que no se encuentra
lugar para estacionar, que los comercios están llenos de gente, y que
además esa gente está cargada con bolsas de compras, ya no se va solo a pasear.
O hagamos una recorrida por bares o restaurantes donde es difícil conseguir
mesa a pesar de que los precios, seamos honestos, no son baratos. Conciertos
y funciones están por lo general agotadas en lugares como el Antel Arena, o el
Auditorio Dra. Adela Reta del Sodre, que a propósito, no existían antes de
que el Frente alcanzara el poder.
Esto se debe en gran parte a que la gente tiene trabajo, y a que gracias a
la restitución del Consejo de Salarios, se ha otorgado a los trabajadores un
ingreso mucho más justo, incluyendo ahora a los trabajadores rurales y
del servicio doméstico que nunca habían estado protegidos.
Podría seguir enumerando los logros del Frente Amplio, pero dejo eso a los
expertos que tienen las estadísticas. Una cosa es clara: en estas
elecciones podemos optar por seguir adelante, trabajando unidos por el
bienestar de todos los uruguayos con, como dice el lema, los mismos
principios y nuevos sueños. O podemos volver a la inflación descontrolada, la
corrupción, la concentración de la riqueza, la crisis bancaria, la pobreza y el
hambre.
Existe en estos momentos a nivel mundial, una corriente
reaccionaria que a través de la propaganda difundida por los medios de
comunicación controlados por la oligarquía, convence a la población a
votar en contra de sus propios intereses. Este domingo, demostremos que las
fábulas que nos cuentan desde la oposición no son más que eso, y demos el
ejemplo otra vez al mundo entero de que a pesar de las dificultades, el Uruguay
continúa trabajando, a través del Frente Amplio, por el bienestar de todos sus
ciudadanos.
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